jueves, 3 de marzo de 2011

¿Hacia dónde vamos?

La llegada de Solari y su cuerpo técnico a Juventud Antoniana, es una presencia que impone y requiere de un respeto, consideración y atención por parte de quienes los han traído porque no es un técnico más que viene a experimentar al Club, sino que llegó para volcar todos sus conocimientos, maestría y "mundología", no sólo como entrenador, sino también en otras funciones.
Entonces, la audacia y osadía de traer a este técnico ya tiene su valor pero también implica de muchas otras cosas más; elevar el nivel desde lo futbolístico tiene que ir acompañado de un crecimiento desde lo institucional. En el Santo, se ha crecido únicamente desde lo futbolístico porque desde lo dirigencial algunas actitudes dejan mucho que desear y es una desilusión saber que más que dirigentes de un Club son directivos de su "propia quinta" y se convierten en los personajes malos y especuladores de una novela.
Como en la ficción en el Centro Juventud Antoniana, se está montando una novela perfecta que tiene absolutamente todos los elementos y condimentos necesarios para que se lleve a cabo. Los personajes, el momento o tiempo en que deben suceder las cosas, el espacio en donde deben ocurrir lo hechos y nosotros, como medio de comunicación ocuparemos el rol del narrador y contaremos lo que está sucediendo a puertas adentro en calle Lerma y San Luís.
Cuando se inician los nuevos procesos con un flamante técnico al frente lo más probable es que más allá de quien o quienes tuvieron la decisión de elegirlo, el optimismo, el respaldo, el apoyo y el sostén deben estar dados por parte de todos los personajes, en este caso dirigentes; encargados, en definitiva, de llevar adelante con seriedad y responsabilidad los nuevos proyectos y haciéndose cargo de sus resoluciones.
Pero esto es muy poco probable que suceda en los clubes salteños y lamentablemente en el fútbol en general. El mantener una idea firme a largo plazo se ha convertido en algo tan utópico que ahora se piensa más en cuáles maniobras llevar adelante para derribar a entrenadores y a su vez destruir ilusiones y sueños de muchos hinchas en vez de buscar las alternativas y recursos necesarios para que el nuevo trabajo funcione y tenga sus frutos.

Un “Indio” y su tribu de imperio en una choza impresentable



La directiva antoniana que se dice ser respetable, decente y loable les hizo vivir a este cuerpo técnico prestigioso y serio una experiencia vergonzante. Una situación que bien podría definirse como “nómada”. No tener un lugar fijo de residencia permanente, y que se desplacen con frecuencia de un lugar a otro, es la realidad que han vivido los integrantes de este cuerpo técnico y los ha llevado a improvisar un “vestuario del Club” como habitación para pasar la noche.
Cuando uno recibe a alguien en su hogar lo mínimo que debe hacer es darle un buen trato y servicio para los huéspedes que llegan. Esas actitudes hablarán bien no sólo de quien los recibe, sino también de la imagen que deja de su casa, en este caso, de la Institución.
Con estos detalles la novela antoniana ya tiene sus personajes, el lugar donde ocurrieron los hechos y el momento en que se suscitaron. Con todos los datos vertidos, la pregunta que nos queda por hacernos es ¿Esta dirigencia está respetando como corresponde a este proyecto futbolístico? ¿Están actuando como directivos serios? Las pruebas indican que más que mantener este proceso pretenden tirar por la borda toda idea y sueño que los hinchas quieren cumplir y que esa ilusión no es otra que la del ascenso pero esto se ve cada vez más como un deseo que como una realidad.
Como siempre en este tipo de novelas nefastas y que se repiten a menudo en nuestro fútbol, los personajes secundarios terminan siendo los hinchas quienes son los depositarios de los fracasos, desilusiones, decepciones y frustraciones a cargo de personas que se ponen al frente de un Club y ni idea tienen de manejar una entidad y mucho menos de fútbol.

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