domingo, 7 de noviembre de 2010

Torneo Argentino A: Un Santo totalmente inexpresivo

Gimnasia CDU 2 - 0 Juventud Antoniana.

Emergencia hídrica en las márgenes del río Uruguay: un barco fuerte, sólido, que parecía no hundirse ni en las tempestades en el inicio de su viaje, naufragó anoche entre sus propios desaciertos y terminó hundido ante Gimnasia y Esgrima, que lo superó con justicia, por 2 a 0.

Es que mucho deberá replantearse Juventud Antoniana en estos cuatro días de cara a una nueva visita, esta vez ante Crucero del Norte, que le respira en la nuca a sólo un punto. Porque el equipo salteño, pese a ser víctima de un arbitraje paupérrimo por donde se lo mire, no podrá encontrar en esos yerros del juez ni en cualquier circunstancia extradeportiva adversa su flojo desempeño. Porque pese a sufrir dos cachetazos de nocaut anímico que dejaron tambaleante la nave en apenas 25’ de juego, el team de Pedro Monzón no encontró las respuestas futbolísticas necesarias como para contrarrestar los contratiempos. Los desaciertos defensivos en cada vertiginoso ataque de los entrerrianos eran una constante, además le faltó encontrar respuestas en la recuperación del balón allí donde se gestan las jugadas, y de mitad de cancha hacia adelante se mostró como un equipo liviano y con escaso peso ofensivo. En el amanecer del encuentro, al minuto de juego, Miguel Nievas Escobar empezó siendo el símbolo de la inestabilidad del medio campo, perdió un balón clave, del cual derivó la primera cachetada para el santo. Un cambio de frente de derecha a izquierda de Martín Sánchez fue recepcionado por Matías Padilla, que tocó el balón atrás de manera sutil, para que Carlos Lovera defina con categoría al ángulo. Era el 1 a 0. Cuando el elenco salteño intentó reaccionar, el lobo lo mató en otra réplica de aceleración, donde Conrado Besel desbordó y elaboró con ingenio una parodia que sólo compró el juez Diego Gallo. El ex Juventud se tiró cuando intentaba cubrirlo Daniel Bertoya y fabricó un penal que luego cambió por gol.

A partir de ese momento, cualquier intento antoniano se hacía cuesta arriba.

En el complemento la tendencia se mantuvo, la parábola del rendimiento antoniano fue en declive y ni siquiera los tintes ofensivos de los ingresos de Matías Rinaudo, primero, ni Maximiliano Antonelli, después, le dieron gravitación.


Texto: Mariano Fradejas / El Tribuno. Foto: Diario La Calle.

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