domingo, 3 de junio de 2012

Traiciones por debilidad y sin un propósito firme

“Más traiciones se cometen por debilidad que por un propósito firme de hacer traición”, decía un escritor y militar francés. Y es que resulta un poco repugnante ver cuando la convicción, los supuestos ideales políticos, los principios y proyectos pueden tirarse como si nada por la borda, y de la noche a la mañana, aceptar “alianzas”, ¿por el bien de un Club?
El desgaste y debilitamiento de sentir que por más que se haya jugado de la manera más “limpia”, durante las elecciones en Juventud Antoniana, y no haber conseguido por “derecha” cumplir el objetivo y haber caído ante las propias trampas que tiene la Justicia, es verdad y puede provocar cierto cansancio y es normal.
En este caso, dar un paso al costado, no sería lo más justo y preciso para los socios que apostaron y confiaron en un proyecto y en una lista que se trazó otro tipo de objetivos, que marcaba otro camino y un “aire fresco” para tanto “manejo contaminado” de una Institución que va de mal en peor.
Quizás muchos dirán que es una acción madura y responsable sumarse a una intención o propósito que pueda permitir un cambio en el Santo, pero, ¿es aceptable unirse, supuestamente, a un plan que nunca se compartió y mucho menos se coincidió?
Después de haber criticado, denunciado, rechazado y repudiado los manejos poco claros de esta dirigencia y las aspiraciones “faraónicas” de un “paracaidista sin escrúpulos”, con doble apellido y deseos que no tenían ni tienen “goyete”, de acuerdo a la realidad que muestra el Club.  A pesar de todo esto, ¿existe alguna forma de “coincidir” con una Comisión Directiva así? O, ¿una lógica que explique que ahora si se pueda proyectar con directivos desgastados y sin ideas concretas? Aparentemente parece que sí.
El socio hasta puede entender la falta de códigos de un personaje con tono de voz grave que no le gusta perder nunca y que corre para donde hay más viento favorable, todo esto se puede comprender e imaginar, porque lo dejó demostrado desde que apareció en escena. Pero,  ¿hasta qué punto el socio, que confió en el cambio, puede aceptar que se “trance” con candidatos frustrados que quieren a Juventud Antoniana?, pero también ¿la Liga Salteña de Fútbol? O, ¿ambas  y todo?

¿Quién es quién?

¿De qué gesto de madurez hablan? Si muchos socios e hinchas sienten que se rompió un compromiso por parte de algunos y ante la falta de paciencia para esperar un fallo, que resultará favorable, elijen desilusionar y defraudar a aquellos que creían que nunca actuarían así.
Y no se habla de que en Juventud Antoniana se tenga que respirar un aire de rivalidad u hostilidad, acá se habla de constituir límites ante las convicciones arraigadas que se creen podrán tarde o temprano implementarse y hacer un Juventud Antoniana más grande, pero de verdad.
En el mundo del fútbol, como en el de la política, se pueden entender y hasta perdonar muchas cosas, pero jamás la carencia de fortaleza, la muestra de debilidad y el temor a perder, porque no llevan a otra cosa que a la traición con los pares.
Seguramente, algunos preferirán defender sus propios ideales antes que sacrificarlos, y por ende esperar que el tiempo diga cuando poder llevarlos a cabo.  ¿Qué pensarán aquellos socios que votaron en las elecciones a otra alternativa de futuro para Juventud, por haber sido defraudados, engañados o simplemente por no sentirse representados por la “gestión amante del poder?, ¿Qué pensarán esos socios que hoy ven que en la “misma mesa” comen los falsos, mentirosos, estafadores,  salvadores y detractores?
Muchos de estos señores que dicen querer a Juventud, ¿Por qué no empiezan por respetar a sus propios pares antonianos? ¿Por qué no comienzan a preguntarse que busca el “paracaidista con doble apellido”? ¿Por qué SEÑORES no buscan un PROPOSITO FIRME para sacar adelante al Santo y dejan de especular y actuar traicionando por debilidad?

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