martes, 17 de mayo de 2011

Jugadores sin entrenar y una dirigencia que paga sus propios errores


Adrián Cuadrado citó al plantel en el Fray Honorato Pistoia para trabajar pensando en el partido frente a 9 de Julio de Rafaela. La jornada matinal fue tomando ribetes inesperados ante la negativa del plantel de realizar la práctica programada en la semana, argumentando el retraso en el pago del mes de abril

El diálogo del presidente Francisco Cornejo con los jugadores explicando las razones de la imposibilidad de cumplir con lo adeudado y el compromiso de cancelar la deuda después del partido del día sábado no conformó al plantel y mantuvieron la postura de no entrenar hasta que no se cancele la totalidad del mes de abril.

Los directivos antonianos, asesorados legalmente, decidieron citar nuevamente al plantel a presentase a las 4 de la tarde en las instalaciones del club para llevar a cabo la práctica y en caso de una nueva negativa tomar la firme determinación de accionar judicialmente. A tal fin, en la práctica de la tarde se presentó un escribano con un acta notarial para dejar constancia de la actividad realizada.

La expectativa se centraba en la postura que iban a tomar los jugadores que tienen firmado contrato profesional con el club y los jugadores que pertenecen a la cantera y el resto del plantel que tenía una posición más dura en el conflicto.

Los dirigentes consiguieron su objetivo y lograron dividir al plantel respecto de los pasos a seguir. El conflicto tuvo un giro inesperado cuando se tomó conocimiento de que algunos hinchas “autoconvocados” se iban a presentar a la práctica para intentar “persuadir” al plantel para que se reintegre al trabajo. Ante el nuevo curso que fueron tomando los hechos el plantel decidió volver al trabajo ante la atenta mirada vigilante de una treintena de hinchas apostados en las tribunas.

Al final de la práctica los hinchas solicitaron al técnico el ingreso al campo de juego para conversar con los jugadores ante la completa pasividad de los dirigentes. Y luego se llevó el cónclave entre el plantel y el vicepresidente Rubén González que insólitamente contó con la presencia de un número reducido de hinchas que fueron mudos testigos de la charla. En la reunión se acordó el levantamiento de la medida de fuerza y se acordó que el jueves se les iba a abonar el 50% del sueldo adeudado y en la semana entrante la cancelación del total de la deuda.

La dirigencia pudo solucionar el conflicto que amenazaba con agudizarse y tornarse inmanejable. Queda por develar algunos aspectos sobre el método utilizado que no están claros. ¿Por qué la dirigencia les abrió las puertas a los hinchas, sabiendo de antemano que se iban a presentar al entrenamiento? ¿Por qué no se solicitó desde el club presencia policial para garantizar la integridad física de los jugadores? ¿Quién autorizó el ingreso de los hinchas al campo de juego para hablar con los jugadores? ¿Con qué objeto se permitió la presencia de hinchas en la reunión entre los jugadores y el vicepresidente Rubén González?

La Comisión Directiva de Juventud resolvió con firmeza la situación mediante una maniobra riesgosa, intimidatoria y patoteril actuando en complicidad con los referentes de un sector de la hinchada. Se obligó al plantel, mediante el recurso maquiavélico y perverso del apriete, a deponer la actitud ante un reclamo legítimo generado por la imprevisión y la irresponsabilidad de dirigentes obsesionados con la idea de ascender comprometiendo financieramente el futuro del club.

Fue vergonzoso lo que se vivió en Juventud. La maniobra, clara y sistemáticamente, apunta a presentar a los jugadores como los únicos responsables del previsible fracaso en el irreversible final del calvario antoniano. El conflicto desatado termina desnudando la cruda realidad de una dirigencia que se enquistó en el club gobernando a espaldas de los socios, encerrados en su propia soberbia, olvidando que Juventud es mucha más que un equipo de fútbol.
 
Foto: El Tribuno. Fuente: Diario Punto Uno.

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