El Santo ganó frente a Talleres en una final para el recuerdo, con un golazo de Héctor ArriGOL, lo dejó al rival fuera de la clasificación, quedó segundo en la tabla de posiciones y jugó a lo grande; una cosa de creer o reventar. En la última fecha, se vio al equipo que todos querían ver, muy dinámico, con mucha fuerza y garra, jugando cada pelota como si fuese la última, derroche de actitud, de habilidad, inteligencia y buen planteo táctico del "Sapito" Coleoni.
Ante los más de 500 hinchas presentes, la algarabía se desató, todo era una fiesta antoniana, los cánticos se escucharon en todo el Chatou Carreras y el "Soy del Santo, soy del Santo, del Santo, soy yo...", se hizo sentir durante el partido. La pelota pasó por los pies de los jugadores más habilidosos que tenían el enorme compromiso de dejar todo para conseguir la clasificación de Juventud, que le permite, hoy, estar en el Pentagonal.
La sorpresa de Marcos Navarro, la solidaridad en la marca de Matías Rinaudo, la firmeza en la defensa de Damián Fernández, Jorge Peirone y Raúl Gorostegui, la velocidad y astucia de Facundo Ermini y la búsqueda de la oportunidad definiendo a lo grande de Héctor Arrigo, fueron los factores que permitieron el triunfo del Santo. Ante un adversario, que no fue lo que se esperaba, fue superado futbolísticamente, le costó hilar jugadas, ser precisos y encontrar los espacios para atacar al equipo salteño.
90 minutos que definieron un futuro, 90 minutos que marcaron un antes y un después en el plantel antoniano, en cuanto a rendimientos y actitudes. Un cambio para bien, que dejó una buena imagen ante la gente que siempre alienta los colores del más grande, y una gran felicidad que permite volver a creer y seguir soñando porque se logró la clasificación.
Pero el camino para conseguir el máximo objetivo es largo y se avecina un Torneo pentagonal que posibilita ocupar un lugar importante cuando se jueguen instancias decisivas del campeonato. El Santo ya tiene rival para este mini campeonato, donde juegan todos contra todos, sólo partidos de ida, y se llama Unión de Sunchales. El entrenador Coleoni, cumplió lo que prometió, se arriesgó y ganó, luchó ante la adversidad y salió victorioso; esto no es casualidad, sino que es la causa del buen trabajo que realizó el cuerpo técnico, basado en la paciencia y en la fé que tuvieron para llevar adelante un proceso que no es fácil pero hoy da sus frutos y debe seguir corrigiendo actitudes. El técnico se ganó el respeto de muchos...
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