Lo consiguió sin jugar siquiera aceptablemente, y con las conquistas del grandote Héctor Arrigo, implacable en el área para hacer sentir su fuerza ante sus ex compañeros. El arranque fue paupérrimo, donde el Santo no se encontró con su juego, deambuló sin sentido y exasperó a sus seguidores hasta un punto máximo.¿ Porque regaló un tiempo ?
Pero la corrección llegó con la reanudación. Gustavo Coleoni dejó en los vestuarios a Eric Chmil y Claudio Acosta, tan intrascendentes como improductivos y los reemplazó por Facundo Ermini y Darío González. Estos llegaron con el maquillaje necesario, para cambiarle la cara al antoniano, principalmente el punta. Una corrida de éste, terminó en un centro preciso a la cabeza de Arrigo. El grandote hizo lo que más le gusta: Cabecear en el área. Y fue gol. Y respiro. Es que la conquista le permitía meterse en la discusión. Después los fantasmas se instalaron, porque al equipo salteño no le seduce defenderse. Entonces, Desamparados creció al influjo de la necesidad de mantener el resultado y la angustia merodeó el arco de Aguiar. Sólo de milagro el Víbora no empardó. Hasta que el grandote Arrigo volvió a aparecer en escena. Esta vez para definir otra jugada de ataque. Y de una gran devolución del arquero Pelayes. En la repetición, la mandó adentro. Más allá de las dudas que se vieron, Antoniana encontró lo que salió a buscar. Ahora se le viene una semana decisiva para su futuro frente a Talleres de Córdoba. Por ahora el pasaje para jugar la clasificación está comprado esperemos que viaje pero como candidato y se meta en el pentagonal de los clasificados.
Fuente: Nuevo Diario.
Fotos: Santo, Pasión de Multitudes. Diseño: Miguel Anibal López.
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